Nuestra presidenta Claudia Sheinbaum está sola o no se deja ayudar, como es posible que entre en dimes y diretes con el abogado de Ovidio Guzmán, cuando quienes debieron de dar una respuesta a las declaraciones de Jeffre Lishtman, debieron ser el secretario de Relaciones Exteriores, el fiscal general o hasta su inútil oficina de Comunicación Social.
Claudia finalmente dijo que no iba a ponerse al nivel de un abogado, sin embargo ya lo había hecho; arremetió contra el abogado con descalificaciones y además con iniciar una demanda en su contra, tardíamente gobernadores y el mismo fiscal también arremetieron contra el abogado.
Las acusaciones han sido muy graves, Jeffre Lishtman dijo que la presidenta Claudia Sheinbaum se comportaba como vocera del crimen organizado y no a favor del pueblo mexicano…
Partiendo de lo anterior, alguien de sus cercanos colaboradores le hubiera informado a la presidenta, quién era Jeffre Lishtman, creo que mínimamente le hubieran dicho que este abogado es muy dado a utilizar los medios de comunicación, para alimentar su ego y que las declaraciones que hizo, iban a ser la plataforma para darse a conocer más allá de la defensa que hace de Ovidio Guzmán.
Al parecer la denuncia ya se hizo en México en contra de Jeffre Lishtman, claro, porque de hacerse en los Estados Unidos los juzgadores les pedirían pruebas de sus dichos en la demanda, pero finalmente esa demanda y nada será igual, porque Jeffre Lishtman seguramente no vendrá a México.
El gobierno mexicano ha pedido pruebas sobre los acuerdos que se han tenido con Ovidio, pero hay que entender la forma de aplicación de la ley en los Estados Unidos, nunca se sabe de pruebas, aunque existen, porque se guardan para caso como el de Ovidio, para hacer una negociación en la que el presunto culpable se convierta en “testigo protegido” y aporte información que los juzgadores necesitan.
También debemos recordar el caso de la detención, en territorio norteamericano, del ex secretario de la Defensa Nacional Salvador Cienfuegos Zepeda, quien fue entregado a las autoridades mexicanas para ser juzgado en México con las pruebas aportadas por el FBI; en México, se le dejó en libertad y, además, pasado un tiempo, se le condecoró con la presea “Bicentenario”.
También se dice por parte del gobierno mexicano que es inmoral que Estados Unidos haya negociado con un narco, como lo es Ovidio Guzmán, ya que últimamente los Estados Unidos los consideró “terroristas”, sin embargo; aquí en México, Silvia Delgado, la ex abogada de Joaquín “El Chapo” Guzmán, ganó en la elección para jueces magistrados y ministros y a partir de septiembre será ungida como jueza.
Es evidente la falta de oficio político en las administraciones de los tres niveles de gobierno, municipal, estatal y especialmente federal, emanadas de la llamada Cuarta Transformación, nadie ha estado a la altura de enfrentar políticamente la embestida del gobierno norteamericano, lo más grave de todo esto es que Jeffre Lishtman tiene información de primera mano al conocer el expediente y los acuerdos a que llegó Ovidio Guzmán con autoridades norteamericanas, y va a hacer uso de los recursos con los que cuenta para hacer trizas a gobernantes mexicanos que pudieron estar relacionados con actividades con los carteles,
Al PRD le llevó más tiempo perder el lugar que como izquierda se había ganado…
En MORENA tal parece que es el inicio de un trágico final.
Este show político apenas está empezando.
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